La muerte el pasado martes de Nahel, un joven negro de 17 años que conducía sin permiso un coche y que trataba de escapar a un control cuando fue disparado por un policía, ha desencadenado toda una oleada social que ha sacudido el país galo.
El joven, que tenía antecedentes por conducir sin carnet, estaba el pasado martes conduciendo un coche deportivo de alquiler cuando fue protagonista de una persecución policial después de que dos agentes le apuntaran con sus armas y le pidieran que parara el motor. En vez de eso, Nahel aceleró para darse a la fuga y uno de los policías le propinó un disparo que acabó con su vida.
Aunque el suceso ocurrió en Nanterre, una ciudad francesa del extrarradio de París, el estallido de los disturbios en contra de la violencia policial se ha extendido por toda la ciudad.
En los levantamientos, los manifestantes han llegado ya a incendiar más de 40 vehículos, cubos de basura y edificios institucionales, así como una gran cantidad de barrios de la ciudad ha sido testigo del levantamiento de barricadas por parte de los vecinos. Por el momento, los cuerpos de seguridad han detenido ya a al menos 667 personas y se espera que este número continúe creciendo en los próximos días.
La violencia, en aumento
La muerte de este joven a manos de la policía se une a unas estadísticas que muestran como este cuerpo utiliza sus armas cada vez con mayor frecuencia con la intención de detener a quienes se saltan los controles. De hecho, en 2022 ya se registró una cifra récord en este sentido con 13 personas asesinadas a manos de la policía.
Asimismo, los números de quienes se saltan los controles son cada vez más. Según las fuerzas del orden francesas, un total de 27.000 vehículos tuvieron que ser forzados o se saltaron alguno de sus controles en 2022, unos números que han aumentado un 50% en los últimos diez años. De hecho, los sindicatos policiales afirman que se produce "uno cada 20 minutos".
Los motivos de qué explican este fenómeno son diversos. Entre ellos, el carné de conducir por puntos ha hecho que se dispare el número de quienes conducen a pesar de tenerlo retirado. Por otro lado, se ha producido por parte de las autoridades un aumento de los controles de tráfico por alcoholemia o drogas. Y a esto se une la animadversión que una parte de la población francesa tiene hacia la policía.
Una nueva Ley de seguridad
Otra de las causas de este aumento de la violencia está relacionada con la lucha contra el terrorismo yihadista. En febrero de 2017, cuando el país vivía una oleada de atentados, se emitió una Ley de seguridad que ampliaba el espectro de situaciones en que las fuerzas del orden pueden hacer uso de sus armas.
Desde entonces, un equipo de investigadores ha calculado que los tiros mortales de la policía contra vehículos en movimiento se han quintuplicado.
Disturbios, saqueos e incendios en Francia: aumenta la tensión y los incidentes
Disturbios anteriores
En las últimas décadas, Francia ya ha vivido diferentes episodios de disturbios en distintos centros urbanos. Los más sonados tuvieron lugar en 2005 como consecuencia de la muerte de dos adolescentes que fallecieron electrocutados en un transformador en el que se escondieron cuando huían de la policía.
Asimismo, las tensiones entre las fuerzas del orden y muchos jóvenes, que alegan sentirse discriminados por el color de piel, son recurrentes en muchos barrios de la capital francesa. Estas zonas acumulan a su alrededor un gran abanico de problemas sociales, con una fuerte presencia de una gran pobreza, economía sumergida, tráfico de drogas y un gran número de viviendas en estado insalubre.
Y Nanterre, donde han ocurrido los hechos, es una ciudad en la que existen numerosas áreas conflictivas de este tipo. Y eso a pesar de que se encuentra ubicada junto a La Defense, el barrio de rascacielos en el que se concentran miles de oficinas, empresas y las sedes de algunas de las principales multinacionales de Francia.
Macron llama a la calma
El estallido allí de los disturbios y el contagio a otras áreas urbanas próximas ha llevado al presidente francés, Emmanuel Macron, y a todo su Gobierno, a movilizarse para tratar que la situación degenere y no se extienda todavía más.
Para conseguirlo, desde un primer momento Macron se ha esforzado en mostrar solidaridad con la familia de Nahel y ha insistido en que su muerte era "inexplicable" e "inexcusable". De la misma forma, ha llamado a la calma ante la situación.
Aun así, varios ministros de su gobierno se han pronunciado sobre lo ocurrido, asegurando que los participantes en los altercados quieren atacar los principales símbolos del país y los valores de la República.
Por ello, para tratar de solventar el problema, el Gobierno ha desplegado en las calles un fuerte dispositivo policial. En total, las calles contarán a partir de este jueves con 40.000 oficiales, cuatro veces más que la noche anterior.
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